
Rojava es el nombre kurdo del Nordeste de Siria, una región autónoma de facto ubicada dentro del territorio sirio y que, para el pueblo kurdo responde al Oeste de Kurdistán. Con Constitución propia, denominada «Contrato Social», basa sus fundamentos en los principios del confederalismo democrático, la descentralización, la democracia directa, el laicismo y el respeto a las diferentes etnias, culturas y religiones que pueblan su territorio. En El Manglar estará un representante del Consejo Nacional de Kurdistán, acompañado de Tino Brugos, historiador, experto en temas kurdos y activista pro Derechos Humanos.
Un pueblo de 40 millones de personas sin Estado, el pueblo kurdo, fue ayer viernes el eje de la charla que acogió El Manglar. La experiencia asamblearia de Rojava, de base laica y con un papel predominante de la mujeres y la historia de ese pueblo, atrapado entre distintos imperios, fueron expuestas por Erol Polat, representante del Congreso Nacional de Kurdistán (KNK). También se analizaron las perspectivas, no demasiado halagüeñas, tras los nuevos reequilibrios de poder en Oriente Medio tras la salida de al-Assad en Siria. El control territorial de Oriente Medio seguirá siendo uno de los puntos geopolíticos calientes en el corto plazo, a la expectativa de los movimientos de las grandes potencias.
El público abarrotó y desbordó, una vez más, el salón de actos del Manglar, aportando por igual ansias de conocimiento geopolítico y solidaridad con los pueblos del mundo. En este caso, con el pueblo kurdo.





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