Acto de entrega del Premio Derechos Humanos de La Ciudadana 2022. 

Proyección del documental «Sultana Libre», sobre la activista saharaui Sultana Khaya, premiada en la edición del año 2021 que no pudo recoger el premio por la represión del gobierno marroquí.

Posteriormente se hará entrega del Premio 2022 a Belén Suárez Prieto, ciudadana ejemplar, promotora de iniciativas comunitarias como los Desayunos o las Meriendas Solidarias. Por último, Salvador Amor, al frente de Rojo Cancionero, ofrecerá un concierto en directo para cerrar la velada. 

Crónica del acto

«No se puede reivindicar más». Con estas palabras resumía la madre de Belén Suárez Prieto el acto de entrega del Premio Derechos Humanos 2022 que La Ciudadana, Asociación Cultural, concedía este año a su hija, una vecina del Oviedo Antiguo que desplegó, durante 9 años, un proyecto comunitario ejemplar como los Desayunos Solidarios y las Meriendas Solidarias. Fruto de ese trabajo ayer fue posible encontrar, unidas bajo el mismo afán de celebración, a familias saharauis y marroquíes. Emociones y reivindicaciones salpicaron un acto que abarrotó la sala del Manglar, que comenzó con un recuerdo a la activista saharaui Sultana Khaya, premiada en 2021, y que culminó con el olor a goma quemada y las ollas populares de los piqueteros argentinos, cantadas magistralmente por Rafael Amor y ayer recordadas en canciones intensas por Salvador Amor y Rojo Cancionero. Ignacio Loy, presidente de la asociación, y Mónica Sánchez, socia promotora de la candidatura, entregaron a Belén un diploma acreditativo y un juego de café en cerámica diseñado por Charo Cimas inspirada en motivos diseñados por Ánxel Nava mientras sonaban los acordes de «Redemption Song» y la voz de Johnny Cash, banda sonora y sentimental de los Desayunos del Ca Beleño. Un crisol de activismos y nacionalidades distintas se encontraron ayer para homenajear la figura de Belén Suárez Prieto y su puesta en práctica de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: que no le falte nada básico a nadie de nuestro entorno. «No me llames extranjero/ tu trigo es como mi trigo/Tu mano como la mía, tu fuego como mi fuego/ Y el hambre no avisa nunca, vive cambiando de dueño.» (Rafael Amor). Una velada inolvidable. No se puede reivindicar más.